«Morir con la espada en la mano contra el infierno»

La labor misionera para San Leonardo de Porto Maurizio no le suponía un obstáculo para su recogimiento, sino que la veía como una campaña contra los infiernos, en función de la cual abandonaba momentáneamente la paz del claustro conventual para el bien de las almas.

El Santísimo nombre de María

El nombre de María, es nombre de salvación para los regenerados, señal de todas las virtudes, honra de castidad; es el sacrificio agradable a Dios; es la virtud de la hospitalidad; es la escuela de santidad; es, por fin, un nombre completamente maternal (San Pedro Crisólogo).

San Simón Stock-Istmo entre el pasado y el futuro

Ilustre miembro de la profética veta iniciada por el profeta Elías, recibió de las manos de María el escapulario del Carmen, prenunciando un período de gloria para la devoción mariana y para la Santa Iglesia.

Perfume que sube hasta mi trono

Un día, en el noviciado, cuando la madre maestra me había destinado a la cocina de las niñas, me afligí mucho por no estar en condiciones de cargar con las ollas, que eran enormes. Lo más difícil para mí era escurrir las patatas; a veces, tiraba la mitad de ellas. Al mediodía, durante el examen […]

Santa Otilia de Alsacia – Ciega para sí, águila para Dios

En la época de Santa Otilia, los esplendores de la civilización cristiana estaban tan sólo empezando a insinuarse, pero en el alma de esta abadesa de temple carolingio ya habitaban por entero. Ciega de nacimiento, se convirtió en un águila: su alma volaba siempre hacia Dios.

San Edmundo – ¡Rey, virgen y mártir!

Fuerte contra los malos y verdadero padre con sus súbditos, este valeroso rey, de pureza inmaculada, supo ser sagaz para huir de sus enemigos, pero sobre todo supo ser héroe cuando Dios se lo pidió. A la vera del mar azul de la costa este de Inglaterra, se erguía en lo alto un castillo, refugio […]

San Pedro Julián Eymard – Precursor del reino eucarístico

Llamándolo a fundar la primera Orden dedicada específicamente a alabar al Sacramento del amor, la Providencia quería de él sobre todo una fe que nunca se dejaría vencer, pese a las contradicciones y los desmentidos. De cabellos completamente encanecidos, un delgado sacerdote de casi 60 años, convencido de que no los verá llegar a causa […]