Coronación de la Virgen
La coronación de la Virgen de Fátima, desea reflejar la gloriosa ceremonia que tuvo lugar en el cielo, en alabanza a la Madre de Dios y a Nuestra Madre.
Origen de esta devoción
Desde tiempos inmemoriales, los católicos tienen la costumbre de rendir un homenaje especial a la Madre de Dios colocando una corona sobre su cabeza. Ya se trate de una diadema ricamente decorada o de una simple corona de flores, estas coronas son símbolos terrenales del quinto misterio glorioso del rosario, en el que recordamos la Coronación de la Santísima Virgen en el cielo.
Esta devoción popular tiene un significado espiritual especial: el don de sí mismo. La ofrenda de la corona representa el acto de ponerse bajo la guía y la protección de la Madre de Dios para que domine nuestros corazones.
A lo largo de los siglos, los Sumos Pontífices han presidido personalmente estas celebraciones coronando Imágenes de Nuestra Señora en importantes santuarios marianos y han dotado ricamente estas ocasiones con bendiciones y notables indulgencias.
Coronación en las parroquias
Esta ceremonia de coronación puede tener lugar en las Parroquias en diferentes circunstancias. Ya sea en un retiro, en una fiesta especial o solemnidad de Nuestra Madre, en la Consagración de la Parroquia al Corazón Inmaculado, en la Devoción del Primer Sábado, y especialmente en una Misión Mariana.
La ceremonia de coronación
La ceremonia se inicia con una hermosa procesión, que culmina con la llegada de la Imagen de la Santísima Virgen, seguida de la coronación y la entrega del rosario.
Un narrador explica cada paso de la ceremonia y su simbolismo, e invita a los fieles -como recomienda San Agustín- a unirse espiritualmente a la devoción y a la liturgia celestial.
Esta forma de «vivir la liturgia» o devoción ha demostrado ser una ocasión excepcional de gracia para varias comunidades y ofrece un medio maravilloso de alimentar la fe y participar en la misión evangelizadora de la Santa Madre Iglesia.
En otras misiones
Este acto de devoción mariana también puede tener lugar en otros lugares que no sean una Parroquia.
Si las circunstancias lo permiten, la Imagen Peregrina de Nuestra Señora de Fátima puede ser llevada a hospitales, asilos, escuelas y hogares. Y allí realizar una sencilla pero piadosa coronación.