La Iglesia, maestra de la civilización
En el siglo iii de nuestra era, Roma afrontaba una terrible decadencia hacia su inevitable crepúsculo. ¿Desaparecería finalmente esa civilización?
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En el siglo iii de nuestra era, Roma afrontaba una terrible decadencia hacia su inevitable crepúsculo. ¿Desaparecería finalmente esa civilización?
En el siglo iii de nuestra era, Roma afrontaba una terrible decadencia hacia su inevitable crepúsculo. ¿Desaparecería finalmente esa civilización?
Santiago es uno de los doce Apóstoles de Jesús; hijo de Zebedeo. El y su hermano Juan fueron llamados por Jesús mientras estaban arreglando sus redes de pescar en el lago Genesaret. Santiago Apóstol ha preparado el camino para que el mundo reconozca a la Virgen Santísima como «Pilar» de nuestra Iglesia.
Al igual que en los siglos pasados, también hoy hay personas o ambientes que, descuidando esta Tradición de siglos, quisieran falsificar la palabra de Cristo y quitar del Evangelio las verdades que, según ellos, son demasiado incómodas para el hombre moderno.
A partir de Alemania, donde fue acuñada por primera vez, la devoción a la medalla de San Benito se extendió rápidamente por toda la Europa católica, siendo considerada por los fieles una segurísima defensa contra las embestidas infernales.
El Doctor Angélico esclarece, a la luz de las Escrituras y de la doctrina de los Santos Padres, una cuestión de innegable interés: la blasfemia contra el Espíritu Santo, pecado que el Señor misteriosamente caracterizó como «imperdonable».
«Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; así que, ya vivamos ya muramos, somos del Señor».
¿Quién rechazaría un billete de lotería con premio garantizado…? Seríamos capaces de someternos a las exigencias más duras para conquistarlo. Pues bien, ¡he aquí el boleto premiado que nos es ofrecido por Dios mismo!