La Iglesia no puede acallar al Espíritu de la Verdad

Al igual que en los siglos pasados, también hoy hay personas o ambientes que, descuidando esta Tradición de siglos, quisieran falsificar la palabra de Cristo y quitar del Evangelio las verdades que, según ellos, son demasiado incómodas para el hombre moderno.

El misterio de la Sagrada Eucaristía

Conviene que todos los fieles se den cuenta de que su principal deber y su mayor dignidad consiste en la participación en el sacrificio eucarístico, de un modo tan intenso y activo, que estrechísimamente se unan con el Sumo Sacerdote.

Correspondencia generosa al Espíritu Santo

Con razón, afirma San Bernardo: «Al venir a Ella el Espíritu Santo, la colmó de gracia para sí misma; al inundarla de nuevo el mismo Espíritu, Ella se hizo superabundante y rebosante de gracia también para nosotros».

Paradigma de maternidad

En María, Eva vuelve a descubrir cuál es la verdadera dignidad de la mujer, de su humanidad femenina. Y este descubrimiento debe llegar constantemente al corazón de cada mujer, para dar forma a su propia vocación y a su vida.

Un proceso de negación de Dios

Dios proveerá, a su tiempo y por caminos misteriosos, la victoria final. El antiguo príncipe de este mundo ya no podrá dominar como antes; los intentos de Satanás causarán ciertamente muchos males, sin embargo, no lograrán el éxito definitivo.

«Un gran signo en el cielo»

Asociada plenamente a la victoria de Jesucristo sobre el pecado y la muerte, la Virgen Inmaculada está en el centro de la Iglesia. Que María nos ayude a ver que hay una luz más allá de la capa de niebla que parece envolver la realidad.

Llamamiento universal a la conversión

El llamamiento de María en Fátima se renueva para las generaciones venideras, para que sea respondido de acuerdo con los «signos de los tiempos» siempre nuevos.

Más bella, más vigorosa, más pura

Cuando la Iglesia aparece sacudida por una salvaje tempestad, entonces es cuando emerge más bella, más vigorosa, más pura, refulgiendo en el esplendor de las mayores virtudes.

Aprendamos de las enseñanzas de Santo Tomás

El esfuerzo de la mente humana —recuerda el Aquinate con su vida misma— siempre está iluminado por la oración, por la luz que viene de lo Alto. Sólo quien vive con Dios y con los misterios puede comprender también lo que esos misterios dicen.

Como un ciego a la vera del camino…

Cualquiera que conoce las tinieblas de su ceguera y entiende que le falta la luz eterna, debe clamar desde lo hondo de su corazón como el ciego de Jericó: «¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!».