Santiago, el Primer Apóstol Martirizado

Santiago es uno de los doce Apóstoles de Jesús; hijo de Zebedeo. El y su hermano Juan fueron llamados por Jesús mientras estaban arreglando sus redes de pescar en el lago Genesaret. Santiago Apóstol ha preparado el camino para que el mundo reconozca a la Virgen Santísima como «Pilar» de nuestra Iglesia.

La medalla de San Benito – Un exorcismo acuñado en medalla

A partir de Alemania, donde fue acuñada por primera vez, la devoción a la medalla de San Benito se extendió rápidamente por toda la Europa católica, siendo considerada por los fieles una segurísima defensa contra las embestidas infernales.

El misterio de la Sagrada Eucaristía

Conviene que todos los fieles se den cuenta de que su principal deber y su mayor dignidad consiste en la participación en el sacrificio eucarístico, de un modo tan intenso y activo, que estrechísimamente se unan con el Sumo Sacerdote.

Correspondencia generosa al Espíritu Santo

Con razón, afirma San Bernardo: «Al venir a Ella el Espíritu Santo, la colmó de gracia para sí misma; al inundarla de nuevo el mismo Espíritu, Ella se hizo superabundante y rebosante de gracia también para nosotros».

El sacramento de la Confirmación – ¡Una Iglesia de soldados!

«Evangelio» y «combate»; «apóstol» y «soldado»; «cristiano» y «militante»… Tales conceptos pueden, a oídos de mucha gente, sonar antagónicos. Sin embargo, el fuerte vínculo que los une está sellado por un gran sacramento de nuestra fe.

Paradigma de maternidad

En María, Eva vuelve a descubrir cuál es la verdadera dignidad de la mujer, de su humanidad femenina. Y este descubrimiento debe llegar constantemente al corazón de cada mujer, para dar forma a su propia vocación y a su vida.

Una Luz Viva

En la Sagrada Escritura abundan los relatos edificantes de mujeres santas, como Ana, la perseverante madre de Samuel; Isabel, madre fiel de Juan el Bautista; y especialmente la Virgen María, Madre del Verbo humanado. En los ejemplos mencionados, principalmente en Nuestra Señora, la santidad fue inseparable de la maternidad. Por su sí incondicional a la […]

¡Valió la pena haber llorado!

Hay «tiempo para llorar», pondera el Eclesiastés, y hay llantos para cada tiempo, podríamos completar. Las lágrimas forman parte de la vida humana después del pecado original, y a veces se revisten de un carácter sobrenatural. ¿Cómo?