Monseñor João Scognamiglio Clá Dias, E.P.
Entrega su alma a Dios
«He combatido el noble combate, he acabado la carrera, he conservado la Fe.
Por lo demás, me está reservada la corona de la justicia, que el Señor, Juez justo, me dará en aquel día» (2 Tim 4, 7-8).
Una entrega serena en el Día de Todos los Santos
Alrededor de las 2:30 de la madrugada (hora brasileña), 1 de noviembre de 2024, confortado por los Sacramentos de la Santa Iglesia y rodeado de sus hijos espirituales, Mons. João Scognamiglio Clá Dias, EP, a la edad de 85 años, entregó serenamente su alma a Dios en Brasil, en la ciudad de Franco da Rocha (Gran São Paulo), después de haber sufrido un derrame cerebral hace 14 años.
El recorrido de una Grande Vocación
Nació en São Paulo, Brasil, el 15 de agosto de 1939. Discípulo y fiel intérprete del pensamiento y la obra del Dr. Plinio Corrêa de Oliveira, cumplió los deseos largamente anhelados por su maestro e inspirador. Fundó la Asociación Privada Internacional de Fieles Heraldos del Evangelio, aprobada con Derecho Pontifício en 2001 por el Papa Juan Pablo II, y las Sociedades de Vida Apostólica Virgo Flos Carmeli y Regina Virginum, aprobadas con Derecho Pontifício por el Papa Benedicto XVI en 2009.
Estudió Derecho en la Facultad del Largo São Francisco (São Paulo) e hizo su doctorado en Teología y Derecho Canónico. Escribió veintisiete obras —varias de las cuales han sido traducidas a siete idiomas y algunas con una tirada de más de dos millones de ejemplares. Por su gran celo de promover el mensaje del Evangelio, promovió la construcción de iglesias en Brasil y en otros países de América, Europa y África. Bajo su guia y dirección, las instituciones que él fundó hoy desarrollan sus actividades en más de setenta países, con millones de miembros y seguidores, entre sacerdotes, hermanos y hermanas asociados, cooperadores o participantes solidarios.
Triunfante a través de las tempestades
Desde 2017, los Heraldos del Evangelio han sido objeto de falsas denuncias e injustas acusaciones de escándalos falsos. Todo esto por parte de los enemigos de la Iglesia y del bien. Manteniéndose firme a la verdad, Mons. João salió indemne de estas olas de difamación. Tanto aceptando benévolamente las retractaciones judiciales de los acusadores como acumulando innumerables victorias procesales, consignadas en sentencias y en el cierre de las investigaciones.
Así, convencidos de que la vida de los hombres providenciales no terminan en esta tierra, sus hijos espirituales continuarán su labor bajo la protección de María Santísima, para cumplir la misión de ser un vínculo entre la Santa Iglesia y la sociedad civil.