Los Heraldos del Evangelio, una asociación católica de derecho pontificio presente en 78 países, es ampliamente reconocida por su belleza arquitectónica, riqueza litúrgica y labor apostólica incansable. Detrás de este ardiente deseo y trabajo por la santidad se encuentra Monseñor João Clá Dias, un hombre cuya vida estuvo marcada por una profunda devoción, rigor intelectual y una dedicación inquebrantable a la Iglesia.
Los Heraldos del Evangelio, una asociación católica de derecho pontificio presente en 78 países, es ampliamente reconocida por su belleza arquitectónica, riqueza litúrgica y labor apostólica incansable. Detrás de este ardiente deseo y trabajo por la santidad se encuentra Monseñor João Clá Dias, un hombre cuya vida estuvo marcada por una profunda devoción, rigor intelectual y una dedicación inquebrantable a la Iglesia.
La gloriosa cuna de la vocación de Teresa de Ávila permaneció, durante cuatrocientos años, ajena a la reforma de esta santa. La hábil acción de una de sus hijas conquistó la esperada restauración, coronada por un emocionante hallazgo.
En la época de Santa Otilia, los esplendores de la civilización cristiana estaban tan sólo empezando a insinuarse, pero en el alma de esta abadesa de temple carolingio ya habitaban por entero. Ciega de nacimiento, se convirtió en un águila: su alma volaba siempre hacia Dios.
De entre los medios a nuestro alcance para hacer frente a la crisis del mundo contemporáneo, el Rosario se destaca por su fuerza para impetrar la intervención de Dios en los acontecimientos.
Por el Bautismo, Cristo nos traza una única meta: seguirlo radicalmente. Nos toca a todos, sin excepción, responder a su invitación con santidad y perfección, discerniendo cada cual el modo deseado por Dios para hacerlo.
Nosotros, los seres humanos, deberíamos convertirnos continuamente en ángeles los unos para los otros; ángeles que nos apartan de los caminos equivocados y nos orientan siempre de nuevo hacia Dios.
San Miguel, San Gabriel y San Rafael poseen títulos de primacía propios, los cuales se completan mutuamente y favorecen su acción junto a los hombres.
