Los Heraldos del Evangelio, una asociación católica de derecho pontificio presente en 78 países, es ampliamente reconocida por su belleza arquitectónica, riqueza litúrgica y labor apostólica incansable. Detrás de este ardiente deseo y trabajo por la santidad se encuentra Monseñor João Clá Dias, un hombre cuya vida estuvo marcada por una profunda devoción, rigor intelectual y una dedicación inquebrantable a la Iglesia.
Los Heraldos del Evangelio, una asociación católica de derecho pontificio presente en 78 países, es ampliamente reconocida por su belleza arquitectónica, riqueza litúrgica y labor apostólica incansable. Detrás de este ardiente deseo y trabajo por la santidad se encuentra Monseñor João Clá Dias, un hombre cuya vida estuvo marcada por una profunda devoción, rigor intelectual y una dedicación inquebrantable a la Iglesia.
Muchas personas se aventuran a explicar el motivo por el cual se conmemora el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo el 25 de diciembre. ¿Será esta la verdadera fecha en que tuvo lugar tal acontecimiento?
Al narrar las reminiscencias de su niñez, el Dr. Plinio se complacía en recrear el ambiente de inocencia que envolvía las celebraciones navideñas de esa época. Especialmente en su hogar donde la piedad y el afecto de Dña. Lucilia las revestían de una alegría muy especial.
Para el Salvador, los pequeños son un modelo a imitar: «Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis, porque de los que son como estos es el Reino de los Cielos»
Desde la perspectiva de la Historia, las apariciones de la Virgen de Guadalupe se delinean como el primer gran signo de Dios para un continente llamado a tener un futuro grandioso, cuando aún despertaba a las verdades de la fe.
En la bula en la que declara el dogma de la Inmaculada Concepción, Pío IX enaltece los incontables privilegios y virtudes de Nuestra Señora, consciente de que nada es suficiente para exaltar a aquella que es superior a toda alabanza humana y angélica.
A mi santo padre en Jesucristo, Ignacio. Oh verdadero padre mío, recibí en Malaca, cuando regresaba de Japón, la carta de vuestra santa caridad. Las noticias que esperaba, y que
