Esplendor en
la Liturgia
Esplendor
en la
Liturgia
"La Iglesia evangeliza y es ella misma evangelizada a través de la belleza de la liturgia, que es a la vez celebración de la tarea evangelizadora y fuente de su renovada entrega".
(Evangelii Gaudium 24)
Perfección en la Liturgia
Desde su fundación, los Heraldos del Evangelio han sido muy conscientes de la necesidad de responder generosamente al llamado del Divino Maestro: «Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto» (Mateo 5, 48).
Y esta perfección se manifiesta particularmente en la celebración de la Liturgia.
Con la variedad de funciones y grados de ceremonia, la liturgia realiza en sí misma un apostolado de belleza para los fieles.
Por esta razón, los Heraldos del Evangelio se esfuerzan por llevar a cabo con perfección todo lo que concierne a la liturgia. Desde los lectores y el coro hasta el sacerdote que celebra la Santa Misa.
Para garantizar la excelencia en el desempeño de estas funciones, los Heraldos del Evangelio practican minuciosamente todos los aspectos de la liturgia. Sin embargo, la esencia del esplendor de cómo se lleva a cabo la liturgia es el genuino espíritu de perfección heredado del carisma.
La música en la Liturgia
Dentro de una amplia gama de intereses litúrgicos, la música se ha convertido naturalmente en un área de intensa atención.
A menudo, donde trabajan los Heraldos, forman coros para ayudar en la liturgia parroquial y otras actividades, y, en ocasiones, incluso incluyen un conjunto de instrumentos de acompañamiento.
La presencia de Dios
Este apostolado a través de la Liturgia busca resaltar toda la belleza trascendente del culto, restaurar el encanto del insondable sentido del misterio y hacer eco del llamamiento de Dios a la humanidad para que participe en su propia vida.
Para conseguirlo, los Heraldos estudian todos los aspectos de la liturgia y luego comparten sus conocimientos y experiencia formando a otros, especialmente a los jóvenes, que participan activamente en la pastoral parroquial.
Dada su dedicación, esfuerzo y disciplina en el empeño por hacerlo todo bien, e inculcando este mismo espíritu a los jóvenes, no es raro que los párrocos confíen a los Heraldos la responsabilidad de organizar todos los aspectos del culto litúrgico.