Aunque los orígenes del grupo son mucho más remotos, no fue hasta 1996 cuando decenas de jóvenes dieron el paso definitivo para fundar un instituto de perfección, expresando el deseo de preservar su virginidad por amor a Jesús y de vivir en comunidad.
Bajo la guía constante de Monseñor João Clá Dias, entonces todavía laico, comenzó a tomar forma una vida en comunidad con la elección de superiores para las diferentes casas.
Todos los implicados, libremente, asumieron el compromiso de seguir, con las debidas adaptaciones, la regla de vida de la rama masculina de los Heraldos del Evangelio.